Estudiante en intercambio en FIGRI, de Université Catholique de Louvain
Mail: lise.motte@student.uclouvain.be
Cuando
fui a la Cruz Roja para la primera entrevista del equipo, no sabía qué esperar.
No conocía el proyecto que íbamos a construir ni a los otros voluntarios,
excepto a Guillaume, un belga que llegó a Colombia al mismo tiempo que yo.
Conocimos a Carolina, que había terminado sus estudios de FIGRI el año pasado.
Nos llevamos bien directamente y fue un placer construir este proyecto con
estas dos personas a lo largo del semestre.
El
proyecto en sí mismo consistía en dar formaciones en colegios para jóvenes de
15 a 17 años sobre el cambio climático, el desarrollo sostenible y la ecología.
Sin embargo, como creábamos el proyecto, también había que ocuparse de toda una
parte administrativa. Al principio, estaba un poco molesto por tener algo más
que trabajo de campo, pero en realidad fue muy interesante. Nunca lo había
hecho antes y realmente me ayudará en el futuro si decido trabajar en una ONG,
por ejemplo.
Las
sesiones con los jóvenes también se desarrollaron muy bien. Estaba bastante
estresada antes de la primera sesión porque nunca había hecho esto antes, me
parecía que no tenía suficiente conocimiento del sujeto y el español también
era un obstáculo adicional a superar. Sin embargo, los estudiantes estuvieron
muy motivados, deseosos de aprender y encontraron el tema interesante. Sus
retroalimentaciones después de cada sesión fueron positivas, encontraron que la
distribución entre las partes teórica, práctica y lúdica era equilibrada y que
también les gustaba poder conocer gente de tan lejos, con una cultura tan
diferente. Así que fue muy agradable para nosotros ir cada dos semanas. También
tuvimos un muy buen contacto con los profesores del colegio que nos ayudaron
mucho.
En
cuanto a los aspectos menos positivos, diría que la coordinación entre los miembros
de la Cruz Roja era bastante deficiente y, por lo tanto, tuvimos algunos
problemas de última hora, como la compra del equipo o la búsqueda de
transporte, que se sumaron al estrés. Pero por lo demás, el equipo de la Cruz
Roja, especialmente David, el responsable de Zona Verde, estuvo muy disponible
para explicarnos todo lo que necesitábamos para la parte administrativa del
proyecto. Fue paciente, comprensivo y siempre nos respondió con una sonrisa, a
pesar de los problemas logísticos que a veces tenía la Cruz Roja. Por lo demás,
diría que aparte de levantarse los sábados por la mañana a las 6 de la mañana,
que es muy temprano para nosotros, los europeos, no hubo ningún aspecto
negativo.
Hoy,
mientras escribo estas líneas, el proyecto ha terminado. Ciertamente ha habido
elementos positivos y negativos, pero estoy muy contenta de haberlo
experimentado.
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