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lunes, 27 de febrero de 2012

Acción Colectiva y Movimientos Sociales

La importancia política de los movimientos sociales

La participación ciudadana, necesaria para la democracia, se hace más visible cuando la sociedad se manifiesta de manera colectiva, en otras palabras cuando existe acción colectiva. Una muestra de esta, puede verse en las diferentes actividades de los movimientos sociales, desde el ecologista, el feminista o el de derechos humanos, los cuales han podido convertirse en una fuerza importante a tomar en cuenta tanto por su tamaño como por su influencia. Dado que los movimientos sociales tienen el potencial de generar cambios, llevan entonces implícito el concepto de sociedad civil, pero ¿cuál es el sentido político de los movimientos sociales contemporáneos?
En primera medida es necesario entender un concepto esencial dentro de la sociedad civil: la acción colectiva. Primero, se debe partir de que el hombre es por naturaleza sociable y por tanto se debe estudiar las decisiones que toma en interacción con otro u otros individuos, pero con el fin de agruparse y establecer una estrategia política común (Maldonado, 2000, 35). En el desarrollo de dichas asociaciones, la cooperación (explicada por la teoría de juegos) comienza a tener un tinte fundamental para lograr decisiones coherentes. Teniendo en cuenta lo anterior, la acción colectiva puede definirse, según Cohen y Arato (2002, 577), como “la capacidad de las sociedades humanas para desarrollar y modificar su propia orientación”, lo que permite constatar que las estrategias de la conducta colectiva son propias del contexto de la sociedad civil, el cual comprende los espacios públicos, los derechos de asociación y de expresión, y los medios de masas (Cohen y Arato, 2002, 560). Dentro de este contexto, el concepto de movimiento social también se genera como un elemento que nace de la acción colectiva más flexible y puramente de expresión, para transformarse en un mecanismo que busca influir en la política y lograr la democratización de las instituciones de la sociedad civil.
Es así entonces que la acción colectiva cumple un ciclo de vida, en donde hay una primera fase caracterizada por peticiones poco precisas, una agrupación flexible, pero en el que se da la formación de identidad del grupo. Este punto se vuelve vital para la subsistencia y consecuente éxito de un movimiento social. Un claro ejemplo, es el del movimiento feminista el cual ha conseguido una inclusión política efectiva en varias de sus demandas, debido a que primero se extendió la conciencia feminista y así se generó una identidad clara. En la actualidad, se puede hacer referencia a las mujeres de Arabia Saudita que, a pesar de la religión y las costumbres nacionales, continúan en la lucha por la igualdad de derechos (http://www.bbc.co.uk/programmes/p00fvjdx). Al forjarse dicha identidad se recibe el reconocimiento de los diferentes actores de la sociedad política. En la segunda fase, existe una organización más formal, donde se distinguen líderes y representantes y la acción colectiva pasa a ser instrumental (Cohen y Arato, 2002, 615-617). Aquí, el objetivo máximo es llegar a institucionalizarse para transformarse en una organización de la sociedad civil y lograr una inclusión de estatus político que permita que los actores colectivos sean generadores de cambio.     
Ahora bien, existen dos niveles de acción colectiva que cabe distinguir: los visibles, donde se registran las manifestaciones, huelgas, boicots y todos aquellos fenómenos de grandes multitudes que pueden ser presentados por los medios de comunicación. Un caso especial a destacar es la resistencia pacífica o la no violencia. Bajo esta ideología, personajes como Gandhi o el pueblo de Dinamarca en la Segunda Guerra Mundial, lograron grandes movilizaciones y alcanzaron la libertad y la reivindicación de sus derechos. Asimismo, se puede ver cómo con las campañas y acciones no violentas de organizaciones como Greenpeace, se busca llamar la atención de los medios y la sociedad (http://www.youtube.com/watch?v=XXifgcaCTW8). Por otra parte, se encuentra las acciones no visibles, aquellas que permiten la participación de los ciudadanos en la cotidianidad, como por ejemplo el referendo (Cohen y Arato, 2002, 560).
Para finalizar, cabe destacar la relevancia de los movimientos sociales dentro del sistema de gobierno democrático, puesto que por medio de su actividad, con repertorios propios de la acción colectiva, se muestran como fenómenos de poder positivo de la sociedad civil, que nacen con el objetivo de defenderla y generar la participación de los actores colectivos; al mismo tiempo que permite la unificación de la fuerza y la transforma en un ente soñador de un mejor futuro, pero capaz de incidir en la realidad actual.  
Angie Fernández


¿Cuál es el sentido político de los Movimientos Sociales Contemporáneos?