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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Movilización para incrementar la incidencia


Margarita Marín
(04/09/2012)

Cuando una colectividad actúa sistemáticamente en la búsqueda de un cambio o para resistirse a él, en el medio en el que se encuentra, sin duda se está en presencia de un movimiento social. No obstante, para que tenga éxito una empresa como estas se requiere emprender una estrategia de movilización social que implica la utilización de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Más allá de las herramientas, se busca movilizar voluntades y deseos entorno a proyectos de desarrollo que de suyo involucran una posición política. Ello requiere prever: organización, intereses, recursos, oportunidades y establecer estrategias de acción (Puricelli, 2005).
Bien, si se analiza desde esta perspectiva a los movimientos sociales, el abordaje será desde la teoría de la movilización de recursos que es todo un paradigma en términos de acción colectiva entre grupos con intereses diferentes. Todas y cada una de las variables posibilita acercamientos para entender los movimientos sociales pero en tanto que los recursos están direccionados a lo cuantitativo, deja de lado lo cualitativo.
Es por esto que hay autores que prefieren referirse a las estrategias de advocacy aun cuando en Colombia se ha popularizado el término lobby. Las estrategias de abogar o defender (las primeras) son más amplias. De hecho, implican (la segunda) la de cabildeo. Se puede abogar mediante diferentes repertorios y dirigidos a públicos distintos. En otras palabras, desde la sociedad civil se ejerce influencia con diferentes tácticas y ellas dependen del contexto y del tema. De hecho Keck y Sikkink (2000) anotan que las redes de defensa han descubierto maneras creativas para abordar demandas, que precisamente no son nuevas. Son eso: creativas.
Aquella táctica de ubicar acciones o historias que den un sentido y presentar la información compleja de manera sencilla; es decir, llegar en el lenguaje preciso a los diferentes públicos es parte de la movilización de recursos que tiene que ver con las formas organizativas, los objetivos, los discursos, las tácticas (según espacio y tiempo), los repertorios y por supuesto los recursos económicos. Sin duda, otro enfoque en el análisis de la movilización de recursos. Un análisis de la acción colectiva “en términos de la lógica de la interacción estratégica y de los cálculos costo-beneficio” (Cohen y Arato, 2000, 561).
En esos términos, anota Tilly (Cohen y Arato, 2000, 563), la sociedad civil (diferenciada del Estado y de la economía), aparece como un espacio para la acción colectiva. Es decir, la sociedad civil posibilita un mejor entendimiento de los movimientos modernos porque la reconformación de las solidaridades, en el largo plazo, posibilita o abre espacio para un cambio estructural. La presión y la tensión, constituyen tácticas del pasado. De hecho, Keck y Sikkink (2000) muestran que hoy la acción colectiva no es sinónimo de masas. Muchas veces, un litigio en las cortes puede ocasionar más impacto mediático y resultados en términos de incidencia que repertorios masivos. Aun así la calle sigue siendo un espacio público para llamar la atención para la indignación. Dos casos ilustran esta discusión: en el ámbito local, la Ley General Forestal y su declaratoria de inexequibilidad y en el ámbito internacional el frenazo al Acuerdo Multilateral de Inversiones. Un poco más reciente, el M-15, donde las solidaridades están en juego, pero este principio no es compartido.       
     

Bibliografía

Cohen y Arato, 2000, “Sociedad civil y teoría política”, Fondo de Cultura Económica, México.
Keck y Sikkink, 2000, “Activistas sin fronteras”, Fondo de Cultura Económica, México.
Puricelli, Sonia, 2005. “La teoría de la movilización de recursos en América Latina”, en Theomai, Universidad de Zacatecas, México.