Translate

lunes, 24 de febrero de 2014

Acción social de la Iglesia (OSC): ¿Antagonistas o colaboradores de la jerarquía católica?


Catherine Johanna Sarmiento Méndez 
Febrero 27 de 2014

Es importante mostrar las dos caras de una situación que resulta de vital relevancia para la sociedad  como lo son las dinámicas de la iglesia Católica y sus interacciones en la vida política de los Estados Nacionales, especialmente en el siglo XX. De esta manera, se logra evaluar el desempeño y efectividad que ha tenido y se pueden hacer conjeturas sobre la incidencia en el siglo XXI. Por este motivo, se tomarán dos ejemplos antagónicos (México y Uruguay) a través de los cuales se logra demostrar cómo las alianzas históricas de la Iglesia con el Estado tienen especial efecto la sociedad, y que esta se invisibiliza al trabajar con organizaciones de la sociedad civil en proyectos de paz, pobreza y en fin los  temas conocidos como asuntos sociales.

En 19231, el Episcopado Mexicano funda el Secretariado Social Mexicano (SSM) “como una instancia propia encargada de coordinar organizaciones y grupos vinculados a la Iglesia mexicana, algunos ya existentes desde principios de siglo, e inicia en forma sistemática la acción social eclesiástica en todo el territorio nacional” 2 y se le delegan funciones como “el estudio de los problemas sociales del país, la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia, la coordinación de las obras Sociales Católicas y la promoción de nuevos proyectos sociales de acuerdo a los problemas sociales analizados” 3.

Por motivos sustanciales resulta importante conocer las relaciones que han tenido la Iglesia y el Estado mencionando que desde 1958, la Iglesia Católica Mexicana ha sostenido una conexión especial con el Estado debido a que invitaba a sus fieles a colaborar con éste dado que era consciente del esfuerzo que hacía el gobierno por el trabajo social y su preocupación por los más necesitados4. La organización creada por el Episcopado Mexicano, sin embargo, tuvo una visión más objetiva y crítica frente a las actividades y alianzas que tenía la Iglesia con el gobierno. De hecho, el SSM a través de la publicación de varios documentos durante los años 1965-1973 realizó fuertes críticas a los obispos, al sistema político (directamente a la institución presidencial) y económico, mencionando la corrupción, opresión e injusticia al interior de la Iglesia y dejando en evidencia la radicalidad de su discurso frente a la relación existente del Estado y la Iglesia5  Sin duda, desde esta entidad sin ánimo de lucro u organización de la sociedad civil, se empezaba a ejercer un control, se empezaba a mostrar una situación problemática: se denunciaba.
Además, viendo el gran descontento social por la falta de un sistema lo suficientemente democrático a nivel político y social, en el cual los ciudadanos pudieran tener una participación más activa frente al destino de la nación, el SSM promovió la creación de instituciones organizadas que les permitieran a los individuos de los sectores más bajos de la población, participar en la vida económica, cultural y social, lo cual deja ver el afán de esta organización por crear numerosas agrupaciones que sirvieran de medidas alternativas a la Iglesia debido a su desconfianza y radicalidad frente a ésta. Así mismo, apoyaba la instauración de organizaciones o cuerpos intermedios que sirvieran de puente de comunicación entre el Estado y la sociedad civil, dejando en evidencia su visión frente a la Iglesia, institución que no representaba un mecanismo a través del cual la sociedad civil pudiera expresarse frente al gobierno.
Por otra parte, el caso uruguayo, resulta ser totalmente opuesto al mexicano dado que el trabajo era más transparente. Era de conocimiento público el nexo entre las organizaciones de la sociedad civil OSC y la iglesia y era público el trabajo conjunto por el progreso de la población y el avance de la acción social. Razón de un hecho tan envidiable como éste, fueron las mínimas relaciones existentes entre  la iglesia Católica y el Estado debido que Uruguay se caracterizó por ser un país basado en la secularización y la laicidad. Por este motivo, el gobierno uruguayo a principios del siglo XX y hasta la década del 70 se constituyó como un Estado de Bienestar a través del cual pasaba a cubrir la prestación de la mayoría de los servicios sociales, minimizando así, el papel de la Iglesia. Sin embargo, en la década del 70 se presentó un debilitamiento frente a dicha prestación de servicios y es en este punto donde la intervención de la Iglesia en políticas sociales empieza a cobrar importancia. No obstante, debido a la ruptura de relaciones entre la Iglesia y el Estado que caracterizaba a Uruguay, el gobierno promovió una serie de políticas anticlericales donde pretendía sustituir las costumbres religiosas por símbolos rituales de la sociedad. Dicha situación, incentivó a la Iglesia a instaurar una “Acción católica” que le permitiera fortalecerse al interior con el fin de hacerle frente a una sociedad y un Estado totalmente incompatible con la Iglesia. Sin embargo, “Una nueva concepción sobre la acción social de los cristianos, ahora iluminada por el Concilio Vaticano II, más el desarrollo de las Encíclicas Sociales y el impacto de los Concilios Latinoamericanos, le permitirá a la Iglesia uruguaya fortalecer su Pastoral Social, y con ello, reorientar su participación hacia nuevos criterios teológicos y sociológicos que le darán un sentido distinto a su acción”.6

En este orden de ideas, se crearon varias OSC entre las cuales se encuentran: “Juventud Obrera católica”, “Juventud Estudiantil Católica”, “Juventud Agraria Católica”, entre otras. Dichas OSC de la mano de la iglesia permitieron que se restaurara la posibilidad de comunicación de esta última con la sociedad y el Estado, pero siempre manteniéndose como instituciones independientes, lo cual le permitió a la Iglesia desempeñarse en su papel de protección social. Además, gracias a esto se dio una participación generalizada a nivel político, social y religioso de los diversos actores a nivel local y nacional.7 De esta manera, el gobierno incluyó en varias de sus políticas la opinión de la sociedad civil, donde claramente la Iglesia con sus organizaciones están incluidas. De hecho, “hoy son numerosos, por ejemplo, los convenios entre comedores, policlínicas y guarderías infantiles gestionadas por integrantes de la Pastoral Social, y diversas instancias del Estado, sobre todo el Instituto Nacional del Menor, el Instituto de Alimentación y las Intendencias Municipales.”8

Finalmente, se adiciona el hecho de que las organizaciones de la Iglesia con su Pastoral Social no sólo han aportado a la dimensión social del país, sino que además, han realizado esfuerzos en la constitución de programas de fortalecimiento a nivel económico, monetario y empresarial. Lo anterior, demuestra las intenciones genuinas de los colaboradores y voluntarios que hacen parte de estas organizaciones de colaborar con el progreso del país brindando lo mejor de sí mismos. Por este motivo, se resalta que el desempeño de la Iglesia ha sido totalmente opuesto en los países analizados. Las relaciones entre el Estado y la Iglesia han sido un factor determinante para explicar la conexión existente entre las OSC y la jerarquía católica, debido a que si bien en el caso mexicano, el SSM fue creado como una organización encargada del ámbito social de la Iglesia, éste a través de los años fue radicalizando su discurso frente a las actividades de la jerarquía católica, demostrando su antagonismo hacia ésta. Por el otro lado, el caso uruguayo demostró que desde el principio, la secularización sirvió de base para la creación legítima de las OSC que sirvieron de apoyo a la Iglesia católica y las cuales aportaron desde los inicios de su creación una esfera de servicio y emprendimiento de acciones sociales para la población.

A través de lo anterior, se puede ver que el poder de la iglesia no se limita a lo religioso, sino que tiene incidencias en el Estado, el gobierno y que a través de entidades sin ánimo de lucro u organizaciones de la sociedad civil logra impactos en la sociedad haciendo trabajo de promoción social para ayudar a erradicar los problemas que se presentan en los territorios.

Notas al pie

1 Escontrilla Valdez, Hugo Armando, 2009. “El catolicismo social en la Iglesia Mexicana”, p. 146 (en línea), disponible en: http://148.206.107.15/biblioteca_digital/estadistica.php?id_host=6&tipo=ARTICULO&id=5808&archivo=8-385-5808tqo.pdf&titulo=El%20Catolisismo%20social%20en%20la%20iglesia%20mexicana, recuperado: 16 de febrero de 2014.
2 “Historia del Secretariado Social” (2010), (en línea), disponible en: http: //rojoynego.blogspot.com/2010/11/historia-del-secretariado-social.html, recuperado: 16 de febrero de 2014.
3 CENCOS: Comunicación para el cambio social (2 de octubre de 2013), “Invitación a Conferencia de Prensa: Foro en el 90° Aniversario del Secretariado Social Mexicano A.C., al Servicio de la Sociedad Civil” (en línea), disponible en: http: //cencos.wordpress.com/2013/10/02/invitacion-a-conferencia-de-prensa-foro-en-el-90-aniversario-del-secretariado-social-mexicano-a-c-al-servicio-de-la-sociedad-civil/, recuperado: 16 de febrero de 2014.
4 Escontrilla Valdez, Hugo Armando, 2012. “Iglesia católica y sociedad civil: tensiones y rupturas”, No. 38, Política y Cultura, Universidad Autónoma Metropolitana, México. Biblioteca digital, p. 70 (en línea), disponible en: http://148.206.107.15/biblioteca_digital/estadistica.php?id_host=6&tipo=ARTICULO&id=8769&archivo=8-609-8769txn.pdf&titulo=Iglesia%20cat%C3%B3lica%20y%20sociedad%20civil:%20tensiones%20y%20rupturas, recuperado: 16 de febrero de 2014. 
5 Ibid., p. 83.
6 Guerra, Pablo (s.f), “Iglesia Católica y Tercer Sector en Uruguay: Avances para una comprensión histórico – sociológica de su acción social” (en línea), disponible en: http://new.lasociedadcivil.org/docs/ciberteca/guerra.pdf, recuperado: 22 de febrero de 2014.
7Ibid., p.16.
8Ibid., p.17.