Translate

miércoles, 21 de junio de 2017

Descubriendo nuevas realidades

Por: Natalia Giraldo Pérez
Estudiante
Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales
Programa de Voluntariado FIGRI 01-2017


Cuando se habla de las experiencias que se deben vivir antes de morir, se mencionan aventuras como viajar o saltar de un avión en paracaídas, pero usualmente no se tienen en cuenta experiencias que pueden permitir conocer otras realidades y llevar cambios positivos a la vida de personas que viven en condiciones extremadamente difíciles y retadoras. Estas experiencias son enriquecedoras para uno mismo, pero se olvidan.

Yo ya sabía de la comunidad “Servidores del servidor”, puesto que desde hace mucho he crecido con los pilares y creadores, pero hasta hace poco decidí entrar a ser parte de los voluntarios, ya que es de gran interés para mí conocer y poder ayudar a las personas que más necesitan debido a  que muchas de estas personas se encuentran en situaciones difíciles y llevan una vida llena de dificultades y retos.

Le quiero agradecer a la Universidad Externado Externado de Colombia que me hizo posible realizar mi voluntariado en la comunidad. Con el Programa de Voluntariado Profesional que ofrece la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, que coordina Margarita Marín, tuve la oportunidad de no solo prestar mis capacidades y habilidades para ayudar a otros y de ser una mejor persona al comprender que existe otra realidad mucho menos favorecida que la que yo vivo actualmente.

Como voluntaria estuve en el comedor de niños y en el comedor de los habitantes de calle. En ambos casos el fin de la experiencia es el mismo, pues lo que se busca es lograr ayudar en el mantenimiento del hogar a través de la colaboración en la elaboración de los alimentos y la repartición de los mismos a  los niños o habitantes de calle, dependiendo del caso.




Adicionalmente, mientras se va sirviendo la comida a los beneficiados se puede ir estableciendo una relación con ellos que permite conocer sus historias, saber cuál es la realidad de su situación y por qué están ahí.


En mi caso, la experiencia que más he disfrutado ha sido el poder compartir con los niños ya que gracias a su inocencia y nobleza reciben con gran cariño la ayuda que se les presta, ya sea dándoles de comer o simplemente jugando con ellos.


martes, 20 de junio de 2017

Cuando los cerros hablan


Por María José Monroy Tinjacá
Estudiante de Cuarto Semestre
Gobierno y Relaciones Internacionales
Programa de Voluntariado FIGRI



Empezando mi cuarto semestre de Gobierno y Relaciones Internacionales, tomé la decisión de hacer parte de una fundación, convencida de que tenía que invertir mi tiempo libre en un lugar en el que mi ayuda mejore vidas o aporte a una causa que tenga como objetivo cambiar la realidad de una población.

Supe que mi Universidad, la Universidad Externado de Colombia, tenía un Programa de Voluntariado Profesional, en el cual me podría vincular con distintas fundaciones según sea mi interés. Así que decidí inscribirme, asistir a las charlas de cada fundación, y hacer parte de dicho programa, el cual tiene distintos beneficios como: Homologar dos créditos de algún seminario de mi carrera, flexibilidad en el horario que se acuerde con la fundación, y finalmente, la enseñanza que deja la fundación a la cual se estuvo vinculado.

A medida que iba escuchando cada charla de las distintas fundaciones con la cual la universidad estaba vinculada, me llamó mucho la atención la Fundación Cerros de Bogotá, esto debido a que se enfocaba tanto en temas ambientales, como sociales. El objetivo de esta fundación era el de crear un puente en el que no se deje de lado la población de los cerros, teniendo en cuenta que los barrios de invasión, entre otros problemas sociales, son una realidad; y, además, teniendo en cuenta que no se debe descuidar el medio ambiente, es decir, la fauna y la flora con la que contamos los bogotanos gracias a los cerros.

Me inscribí, y me hicieron una entrevista, al momento de ser aceptada empezó mi labor en esta fundación, pero fue una labor diferente, no fue la típica tarea de ir a los lugares y trabajar con la gente directamente, aunque también me hubiera encantado. Por el contrario, me desenvolví buscando financiación para la fundación por medio de convocatorias, las cuales abrían otras fundaciones, organizaciones, países con los cuales hay cooperación internacional con Colombia, entidades financieras, entre otros.

Desde este trabajo entendí, que también se puede ayudar, porque cuando hay financiación, los proyectos que plantea la fundación para lograr su objetivo, son posibles. Aprendí a encaminar los objetivos de la fundación hacia lo que pedía cada convocatoria; aprendí que hay muchas organizaciones interesadas en mejorar tanto el medio ambiente, como la sociedad en general; aprendí que hay distintas maneras de hacer parte del cambio; y finalmente, aprendí que hay muchas personas que esperan que alguien de su tiempo y ponga su granito de arena para mejorar sus vidas.


Por último, la fundación me brindo una dosis de realidad, una realidad que está muy próxima a nuestra vida diaria y que toca una zona importante de Bogotá: sus cerros. Es importante aportar a la sociedad colombiana, que tanto lo necesita; por eso, por medio de mi experiencia los invito a hacer parte del programa de voluntariado y cambiar la vida de un bogotano más.