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miércoles, 1 de octubre de 2014

OSC: Un actor que complementa al Estado y fortalece la democracia


Por: Eliana Rodríguez Madero

Actualmente se señala que los sistemas políticos son verdaderamente democráticos cuando se fundamentan en una cultura política de la sociedad civil. De acuerdo con Norberto Bobbio (1985) la sociedad civil se podría definir como: “el lugar donde surgen y se desarrollan los conflictos económicos, sociales, ideológicos, religiosos, que las instituciones estatales tienen la misión de resolver mediándolos, previniéndolos o reprimiéndolos” (Bobbio, 1985) De acuerdo con el informe de Latinobarómetro para 2013, el 46% de latinoamericanos piensa que tienen democracias con grandes problemas, el 30% democracias con pequeños problemas, el 9% considera que no tiene una democracia y el 8% goza de una democracia plena. Esto lo que sugiere es que existe una sociedad civil altamente insatisfecha con el funcionamiento de la democracia y las instituciones estatales en América Latina. Pero entonces, la sociedad civil sólo se limitaría a generar los problemas y esperar que el Estado los resuelva? Por lo tanto cabe preguntarse cuál es el verdadero rol que juega las Organizaciones de la Sociedad Civil en América Latina, en el marco de la democracia?
Aunque en principio en los sistemas democráticos las instituciones estatales junto con la sociedad civil deberían armonizar las demandas de justicia, libertad e igualdad de toda la sociedad, en América Latina, aunque la población está dispuesta a participar para demandar sus expectativas por temas, la mayoría no lo hace por medio de las Organizaciones de la Sociedad Civil, lo que resulta en un desafío para estas en su búsqueda de convertirse en un actor que complemente las deficiencias del Estado, fortalezca la democracia y limite el abuso del poder estatal.
Jhon Keane, considerado uno de los principales responsables del resurgimiento del concepto de Sociedad Civil en la década de los 80, defendió la idea de que Estado y Sociedad Civil debían ser combinados de tal manera que: “se superaran los problemas de los modelos de los Estados totalitarios, los Estados de bienestar y los modelos neoliberales que tendían cada uno de ellos a priorizar un principio de justicia, libertad o igualdad, siendo incapaces de conjugar ambos principios e incluso insuficientes para responder eficazmente aquel principio que priorizaban”. (Keane, 1992)
Por lo tanto para Keane (1992) era necesario encontrar un modelo de democracia que funcionara por ambos principios de justicia y que encontrará en la Sociedad Civil la forma de limitar el abuso del poder estatal. Es así como sociedad civil se definía como: “un agregado de instituciones, cuyos miembros participan en un conjunto de actividades no estatales —producción económica y cultural, vida doméstica y asociaciones de ayuda mutua—, y que preservan y transforman su identidad ejerciendo toda clase de presiones o controles sobre las instituciones del Estado” (Keane, 1992)

Keane señalaba que una de las características de la sociedad civil es el carácter auto-organizado de la misma. De igual forma, Jesús Antonio Bejarano (1999) menciona que no existe una “unidad de la sociedad” sino que existen diferentes ámbitos funcionales en las que se desarrolla, como la economía, la ciencia, la religión, el arte, el deporte, etc. Y que: “cada uno de estos sistemas parciales configura un modo propio y específico de solucionar problemas, en los cuales existirían una definición y un papel de sociedad civil en tanto que espacios de solidaridades concretas”  (Bejarano, 1999).  
Además, las relaciones entre Estado y Sociedad Civil no están delimitadas en una frontera estatal. En el caso de América Latina, actualmente las instituciones estatales no han logrado resolver totalmente los conflictos que vive la sociedad ni armonizar los principios de justicia, libertad o igualdad. De acuerdo con el informe, el 53% de la población considera poco probable que el Gobierno pueda resolver los problemas principales.
No obstante, lo que se observa es que aunque la población está dispuesta a participar, la mayoría no lo hace dentro de organizaciones dedicadas a esto, sino se moviliza según las circunstancias (Latinobarómetro, 2013. Pp 41). Es por ello que según el informe, la gente saldría a defender sus derechos democráticos como se observa en la siguiente gráfica, sin embargo, lo hacen por medio de una participación no estructurada, sin organizaciones de por medio.
Finalmente, se puede decir que si las personas participaran en mayor proporción en Organizaciones de la Sociedad Civil, terminarían teniendo un mayor impacto en el régimen y contribuirán al fortalecimiento de la democracia y la defensa de los derechos democráticos. Porque una democracia puede ser enriquecida y fortalecida con la participación de una sociedad civil activa, vigilante que defienda los intereses colectivos por encima de los privados, por medio del control estatal, como lo afirmaba Keane.

Bibliografía

Bejarano, J. A. (1999). El papel de la sociedad civil en el Proceso de Paz. En F. Leal, Los laberintos de la Guerra: Utopías e incertidumbres sobre la paz (pág. 281). Bogotá: Bogotá Tercer Mundo Editores y Universidad de los Andes.
Bobbio, N. (1985). Estado, gobierno y sociedad por una teoría general de la política. México: Fondo de la Cultura Económica, breviarios.
Corporación Latinobarómetro. (2014). Informe 2013. Santiago de Chile.
Feenstra, R. A. (2009). El concepto de sociedad civil en John Keane:. Pasado, presente y futuro de la democracia, 73-280.
Keane, J. (1992). Democracia y sociedad civil. Madrid: Alianza Universidad.