Andrés Gómez Avendaño
En el contexto de un mundo
globalizado, asociado a la concentración de la riqueza debido al monopolio del
mercado por los países del norte, la explotación de la mano de obra, la
exclusión del primer eslabón de la cadena productora, la distorsión de precios,
y de la pérdida de la calidad en la lucha por bajar los precios y un excesivo
consumismo, surgen contradicciones sociales que han dado paso a otro tipo de
producción y distribución más conveniente para los pequeños productores, la
cual toma en cuenta no solo los valores económicos, sino también los sociales y
los relacionados con el medio ambiente, en este punto es conveniente preguntar
sobre ¿Cuáles son las condiciones o
mecanismos necesarios para que los beneficios del comercio internacional y el
desarrollo sustentable se extiendan a toda la población del planeta?
Una respuesta factible se empezó a formar desde hace algunas
décadas por medio de un tipo de comercio alternativo: el Comercio Justo. Este
sistema se muestra como una vía para crear lazos directos entre los productores
del sur y los consumidores de los países desarrollados mediante el diálogo, la
transparencia y el respeto, que busca mayor equidad en el comercio
internacional contribuyendo al desarrollo sustentable, al
proporcionar mejores condiciones comerciales a los productores y trabajadores marginados,
especialmente en el sur. Las organizaciones
de Comercio Justo, apoyadas por los consumidores, están enfocadas activamente
en apoyar a los productores, sensibilizar y desarrollar campañas para conseguir
cambios en las reglas y prácticas del comercio internacional convencional[1].
El Comercio Justo,
surge de la voluntad de poner en marcha el ideal de los países
productores del sur: “comercio, no ayuda” (trade, not aid), concepto que nació en la Comisión de
Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) en la década del 60,
donde se pedían relaciones más justas en el ámbito del comercio internacional
que les permitieran un desarrollo más autónomo, para reducir las políticas ayuda internacional. Más en el
sentido de lograr una verdadera cooperación y alcanzar el desarrollo de los
países en déficit. También, en 1964 surge la primera organización de Comercio Justo:
Oxfam y, la primera importadora de Comercio Justo, Fair Trade Organization.
Este movimiento utilizó diferentes formas de acción, tales como,
campañas de sensibilización sobre la inequidad en el comercio internacional
para los agricultores, cartas de protesta y apoyo que llegaban a las mesas de
negociación de los diferentes países, la creacion de espacios para vender
productos agrícolas a un precio que le permitía
al productor tener ganancias sobre su trabajo, las primeras ventas
fueron a través de catálogos, iglesias y organizaciones de solidaridad. Sin
embargo, utilizaron otro medio de acción que fue la prima social para los
productores, lo que les permitía invertir en el desarrollo social y si los
precios en los mercados caían, tenían un ingreso seguro.
También existe una Organización Mundial del Comercio Justo que
establece una serie de criterios que deben ser cumplidos por las organizaciones
que trabajan en Comercio Justo dentro de los cuales están: la creación de oportunidades para
productores con desventajas económicas, transparencia y responsabilidad,
prácticas comerciales justas, pago de un precio justo, asegurar ausencia de
trabajo infantil y trabajo forzoso, compromiso con la no discriminación,
equidad de género y libertad de asociación y respeto por el medio ambiente
entre otros.
No obstante, la fuerza del comercio justo consiste, en
primer lugar, en crear nuevas relaciones sociales entre los productores del sur
y los compradores del norte. Relaciones que presentan una significativa
innovación para las redes internacionales que forman parte de la actividad del
comercio justo. Y este vínculo internacional hace que el comercio justo no se
limite a espacios de mercado alternativos respecto al mercado convencional,
sino también procura desarrollar un papel de denuncia y de sensibilización a
través de la participación y la promoción de campañas internacionales para la
defensa de los derechos de los trabajadores.
La característica del comercio
justo nace básicamente en el encuentro de tres nuevos sujetos: el productor del
sur, el facilitador que no es precisamente un mediador (lo que se intenta es
reducir los intermediarios para darle mayor ganancia al productor) y el
consumidor responsable los cuales forman parte de una red. Sin embargo, no sólo
las organizaciones de productores, de consumidores, los importadores, los
organismos de etiquetado, las tiendas y distribuidores de productos de comercio
justo, sino también prestadores de servicios relacionados a una red de alianzas
con fundaciones, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de la
sociedad civil, movimientos religiosos, sindicatos, asociaciones ambientalistas
del sector privado y la academia como se evidencia en Chile (http://www.comercio-justo.cl/es/apariciones-en-prensa/radio-usach-entrevista-g-wijnant-29-de-marzo-de-2012/.)
Estas organizaciones forman redes de Comercio Justo, como
por ejemplo, The International Fair
Trade Association (IFAT), y tiene miembros en África, Asia, Europa y
Latinoamérica que se articulan en instancias regionales: la Cooperación para el
Comercio Justo en África (COFTA), el Foro Asiático por el Comercio Justo
(AFTF), IFAT Europa e IFAT Latinoamérica (IFAT-LA), Network of the European World Shops (NEWS!), European Fair Trade
Association (EFTA), Fairtrade Labelling Organizations (FLO) International y Fair
Trade Advocacy Office (Oficina de Promoción de Comercio Justo), con sede
en Bruselas, para supervisar políticas europeas e internaciones de Comercio
Justo y desarrollo, como también, coordinar las actividades de incidencia
política y de lobby en donde ha llegado a influir en las instituciones europeas
para lograr un mayor reconocimiento del Comercio Justo en el mundo.
Los mismos mecanismos de funcionamiento del Comercio Justo
involucran el diálogo para el desarrollo, una estrategia de comercialización y
de promoción local entre las distintas organizaciones de la sociedad civil. El
comercio justo implica crear redes de cooperación y nuevas relaciones sociales
entre grupos y movimientos de las sociedades civiles en distintas a nivel local
e internacional. Igualmente, la búsqueda de un precio justo (y en consecuencia
la reducción de la tasa de empobrecimiento) y el “sobreprecio” juega un papel indispensable el cual que puede oscilar entre un 10 o un 15% por encima
del precio de mercado mundial. La importadora paga ese sobreprecio para que el
productor pueda obtener algún ahorro extra, mejore su calidad de vida, realice proyectos
de desarrollo o campañas en favor de la justicia (en salarios, oportunidades,
etc.). Esto es lo que distingue al comercio justo. Es una alternativa que se
pone en marcha y abre espacios en el comercio internacional con opciones para
productores y compradores conscientes de la necesidad de un cambio que empieza
en cada individuo.
El Comercio Justo es un mecanismo de relación comercial
distinta a la relación comercial convencional, no tanto por la por el tipo del
producto, naturaleza y las características del proceso productivo. Se trata de
una actividad comercial y financiera que se inspira más que en la ganancia (Friedman)
en valores éticos, sociales y ambientales, en donde la calidad es determinante
y la finalidad es un desarrollo sustentable en el tiempo. Que le otorga un
mayor valor a la actividad económica como se ha comprobado en los países
desarrollados con el Dow Jones Sustainability Index (DJSI) el cual
supera los retornos del Índice Dow Jones a través del tiempo[2] o en países de países del sur en donde estudios demuestran que la
aplicaciones de actividades sociales tienen impactan en el valor económico de
la empresa.
El Comercio Justo, que es al mismo tiempo un comercio y
un proceso de desarrollo, representa uno de los mecanismos más significativos
para crear espacios de trabajo y de consumo alternativos, promoviendo
actividades económicas y empresariales autónomas. En donde las instituciones y
las empresas conocen las preocupaciones de la sociedad civil en los problemas
del ambiente y el desarrollo.
Por
consiguiente, responde a la necesidad de un cambio en las relaciones
comerciales y políticas de norte-sur. Al igual que ha proporcionado una de las respuestas más eficaces a los problemas que enfrentan los productores y a
los consumidores la posibilidad de utilizar su poder de compra para
“equilibrar” la balanza, así sea levemente, a favor de los productores del sur,
al abordar problemas tales como: precios bajos, inestabilidad de los precios y actividad
de bajo valor añadido. Sin embargo, el reto es diversificar los productos,
aumentar el acceso a mercados e influir en las instituciones del mercado
internacional.
No obstante, persiste un debate en el tema: ¿Qué sentido puede tener darle peso al Comercio Justo, si los productos para el consumidor pueden resultar más costosos? Siendo un país de desarrollo medio, como lo es Colombia ¿Realmente vale la pena apostarle al Commercio Justo?
Bibliografia
Fair Trade Advocacy Office, http://www.fairtrade-advocacy.org/
Germani, Ana, (2006). COMERCIO
JUSTO Y SOCIEDAD CIVIL. LOS DESAFÍOS DEL COMERCIO JUSTO EN LAS RELACIONES UNIÓN
EUROPEA AMÉRICA LATINA. OBREAL/EULARO.
Sinchar, Gonzalo y Pablo C., (2004). Comercio
Justo ¿Una Alternativa Real?. Madrid: CIDEAL Y SETEM.
Jiménez, Catalina, (2009).Comercio
con Justia Social [en linea]. Disponible en: http://www.usergioarboleda.edu.co/politica/laotrabancada/3catalinacomercio.htm. Consultado en: 21 de abril de 2012.
SETEM, (1999). Café amargo: Por un
comercio Norte-Sur más justo. Barcelona. Icaria