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miércoles, 23 de enero de 2013

Colombia La sociedad civil: poder para trabajar por la paz1


Publicado en Revista de Desarrollo Humano No. 25 Septiembre de 2006
http://www.worldvolunteerweb.org/fileadmin/docdb/06colom.pdf



Las iniciativas de las organizaciones sociales son ejemplo de su capacidad para actuar y
crear acciones que las blinden frente a los hechos de los actores armados ilegales. Es
necesario promover y divulgar las acciones locales y ampliar las alianzas entre las
pequeñas organizaciones y aquellos actores que han cumplido un papel estratégico
dentro del movimiento social por la paz

La sociedad civil es entendida como el conjunto de asociaciones voluntarias que no son parte del Estado y sin embargo ejercen alguna forma de poder social: los partidos políticos, los movimientos ciudadanos, los medios de comunicación, la empresa privada, los gremios, los sindicatos, las iglesias y las ONG, en general, se consideran parte de dicha sociedad2.

En Colombia, “su mayor grado de cobertura (de la sociedad civil), de unidad y de visibilidad se ha producido en torno a la condena de la guerra y el clamor por la paz”3, aunque no ha sido ese el único tema de su acción.

Aun cuando la población civil ha sido forzada al desplazamiento, víctima de minas antipersona, de secuestros, de homicidios y de masacres, continúa organizándose y
creando acciones que la blinden frente a los actores armados ilegales buscando recuperar
la dignidad que la violencia les arrebata.

Pues mientras el conflicto intenta erosionar, fragmentar y debilitar la sociedad civil afectando su capacidad de acción colectiva y la efectividad y fuerza que ella incuba, hay
sectores y organizaciones que buscan fortalecer sus acciones desde una lógica civilista y
no violenta.

Pero, ¿cuál ha sido el papel de las organizaciones de la sociedad civil en el proceso de
construcción de paz en Colombia? ¿Cuáles han sido las estrategias de acción más
efectivas para acercar esa meta?
En realidad, los impactos que pueden identificarse como de alcance nacional han sido
diferentes a los de alcance local. Aún se recuerdan en el país lo que significó en los
ochenta y noventa, por nombrar algunos casos, el Movimiento por la Vida, que luego conformaría la Red Nacional de Iniciativas contra la Guerra y por la Paz (Redepaz); la
creación de la Comisión de Conciliación Nacional, la Asamblea Permanente de la
Sociedad Civil por la Paz y más recientemente el movimiento de las Mujeres por la Paz.
“El momento culminante del movimiento de la sociedad civil por la paz”, como lo recuerda
el Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia El conflicto, callejón con salida,
fue el Mandato por la paz, la vida y la libertad, por el que cerca de 10 millones
colombianos votaron de manera afirmativa.

La iglesia católica, las ONG de paz y derechos humanos, el sector privado, gremios y la
intelectualidad han tenido papeles estratégicos4. Un rasgo sin duda significativo que
comparten todos estos actores es su esfuerzo dirigido a la búsqueda de la paz por la vía
de la negociación, del diálogo o de acuerdos con los grupos armados ilegales.
Paralelamente con estos movimientos e iniciativas, que quizá han contado con mayor
visibilidad dada la relevancia y el impacto del conflicto armado en la vida nacional y los
vaivenes de la política nacional que sitúan este tema, también se identifica un sinnúmero
de iniciativas ciudadanas puntuales. Se trata de proyectos, programas, procesos y
experiencias desarrolladas por organizaciones civiles que actúan frente a las acciones
generadas por los grupos armados ilegales para protegerse de su impacto, reparar el
daño o para evitar que se extienda.

Desde el punto de vista local, existen numerosas experiencias que sin mucho ruido y
quizá con la premura de resolver pacíficamente los conflictos que los afectan día a día
generan mecanismos y acciones concretas que responden con efectividad a las
dificultades que las comunidades enfrentan. Se trata de iniciativas locales que también
cumplen un rol central en la construcción de paz pues, como se resalta en el INDH de
2003, una clave fundamental para superar el conflicto está en entender las raíces locales
que lo animan, las racionalidades específicas que le dan cuerpo y las dinámicas que lo
reproducen en lo local.

No significa que las iniciativas locales tengan mayor importancia para la construcción de
la paz que aquellas que se debaten en el terreno de las decisiones más generales y que
se desarrollan en la arena de la opinión pública y los sectores de poder. El alcance del
significado de los esfuerzos locales está aún por verse. Lo que sí se puede adelantar por
la naturaleza y capacidad que ellas despliegan es que son un bastión enorme para
explorar nuevas salidas y alternativas a los intentos hasta ahora buscados.
La comunidad internacional y el Sistema de las Naciones Unidas también se han
comprometido con estas iniciativas que buscan la reconciliación. Así, por ejemplo, lo ha
hecho el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo a través del Banco de
Buenas Prácticas para superar el conflicto y el Programa de Reconciliación y Desarrollo-
Redes.
Dinámicas locales y regionales
Las iniciativas locales están encaminadas a solucionar contextos complejos, problemas
puntuales y propios de una determinada comunidad. Así su cobertura sea reducida
porque se limita a lo local, ha sido valioso su impacto en términos de bienestar.

Pequeñas organizaciones locales han creado sus propios espacios para poder actuar, a
veces, en concordancia con las políticas públicas establecidas y otras de manera
absolutamente creativa y autónoma. Así, la población se ha organizado para defender los
derechos humanos, prevenir el reclutamiento o para buscar la resolución pacífica de
conflictos. Exploran los alcances de la educación y la cultura para la paz y la manera de
proteger a la infancia de un destino que no ofrezca opciones a la vida. Reconstruyen
familias y comunidades enteras para que las víctimas retomen una vida independiente y
económicamente viable, para que desvinculados de los grupos armados ilegales se
reintegren a la legalidad...en fin, realizan acciones concretas que, en pequeña escala, son
esfuerzos tangibles de construcción de paz.

Es inmenso el universo de acciones específicas que salvan vidas, reparan daños, frenan
las acciones violentas o fortalecen las acciones colectivas y el valor civil para
sobreponerse a ellas (ver recuadro). Todas son expresión del esfuerzo local para resolver
una situación concreta pero, al mismo tiempo, tienen la capacidad de incidir en las
políticas públicas locales, como ya lo han demostrado las constituyentes municipales de
Mogotes, Tarso o Micoahumado.
Estas y muchas iniciativas más, que están aún en mora de ser rescatadas del anonimato
y merecen tener la oportunidad de ofrecer su ejemplo a otros, dan muestra de las
posibilidades de acción de la sociedad civil para actuar por sí misma frente a situaciones
que atenten contra sus derechos. Así, hacerle el frente a la violencia de diferentes formas
y trabajar por la paz han sido opciones que hasta la más pequeña comunidad ha tenido
que afrontar.

Estas iniciativas han evidenciado que el cambio y la reconstrucción social pueden
generarse desde iniciativas localizadas en comunidades específicas, es decir, desde lo
micro. Por ello, puede ser de vital importancia para identificar rutas más seguras en la
construcción de la paz que se garantice su sostenibilidad en el tiempo y se incremente el
respaldo de la sociedad a estas acciones que, en el ámbito de lo microsocial, pueden
develar las claves centrales para la resolución de esta violencia de tan larga duración.

Si bien se reconoce el papel desde lo micro, ello no significa que se deba reducir su
acción a este ámbito. Al contrario, se trataría más bien de darle continuidad a sus
acciones y lograr una mayor cobertura de las mismas para llegar a las transformaciones
estructurales que establezcan barreras civilistas al conflicto.
En este sentido, si las estrategias implantadas son una enseñanza en la construcción de
la paz y generan un impacto en términos de bienestar, es clave trabajar para ampliar su
incidencia tanto a través del territorio nacional como en el tiempo.
Algunas recomendaciones
Dada la relevancia de las iniciativas locales en la reconstrucción social es oportuno
destacar su papel y establecer la necesidad de consolidar ese esfuerzo local y configurar
redes solidarias que puedan constituirse en sociedad civil activa. Para esto es clave
establecer alianzas entre los distintos actores sociales con la perspectiva de fortalecer las
salidas civilistas a la violencia y el tejido organizativo social que las impulsa.

Ampliar el acceso a la información y al conocimiento sobre las diferentes experiencias que
incrementan la efectividad de las organizaciones de la sociedad civil es una de las
maneras de generar procesos mucho más incluyentes que se reflejen en una mayor
cobertura e impacto social. De esta forma, las comunidades locales deben ser tomadas
en cuenta tanto en la divulgación de sus acciones contra el conflicto como en las
oportunidades de entrenamiento y capacitación para el fortalecimiento de la sociedad civil.
Además, para llevar las prácticas locales y regionales un paso más allá y hacerlas
sostenibles es importante fortalecer el tejido organizativo social de modo que, de acuerdo
con las múltiples opciones que ofrece la ya de por sí amplia y compleja variedad de
acciones, se exploren nuevas vías y se amplíen los resultados de sus acciones.

La divulgación de acciones constructoras de paz, de reconciliación y desarrollo estimula a
las comunidades a desarrollar sus propias iniciativas y es un motor para comunidades con
características similares que aún no han encontrando la manera de enfrentar su realidad o
que no están concientes de su poder.
Es clave encaminar los esfuerzos para incrementar la capacidad de sectores concretos de
la sociedad civil y transformar constructivamente los conflictos locales, desplegar acciones
solidarias con los sectores afectados y allanar el camino de la reconciliación.

Un mayor conocimiento sobre las posibilidades de acción sirve para aumentar los lazos
entre las redes locales, regionales y nacionales y, a su vez, genera una mayor interacción,
clave para el fortalecimiento de la sociedad civil como poder nacional.

La consolidación de una interlocución directa entre estas iniciativas y el Estado ayudaría,
también, a la sostenibilidad de estas acciones locales.

Para que un movimiento social por la paz aumente su efectividad probablemente necesita
desarrollar alianzas y acciones coordinadas para potencializar aquellas áreas en donde
los diferentes actores se complementan. Eso permitiría, además de evitar duplicidades
que no contribuyen efectivamente a sumar esfuerzos, a superar desconfianzas que pueden surgir cuando se confrontan puntos de vistas y estrategias diferentes aún cuando
éstas apunten a la construcción consensuada de la paz.

“El desconocimiento o, incluso, el recelo abierto entre sectores muy diferentes como lo
son las organizaciones de la sociedad civil (OSC), los medios de comunicación, la
academia, etc. constituyen una barrera que dificulta identificar ventanas de oportunidad en
las múltiples alianzas posibles”5.

Para quienes buscan soluciones efectivas a los conflictos colombianos es claro que hay
que actuar por encima de las diferencias y lejos de personalismos. El objetivo debe ser
fortalecerse y organizase eficientemente.

Para ampliar cada vez más la cobertura y el impacto de las acciones colectivas por la paz,
la sociedad civil deberá enfocarse en reducir la fragmentación y actuar más fortalecida en
la búsqueda de un objetivo común que, a estas alturas, es un anhelo nacional.

1 Este artículo fue publicado en la edición Nº 18 de “Hechos del Callejón”. Esta revista del PNUD-Colombia, busca hacer un
seguimiento al conflicto colombiano teniendo en cuenta la perspectiva del Informe Nacional de Desarrollo Humano: El
conflicto, callejón con salida. Ver http://indh.pnud.org.co
2 PNUD. Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia 2003: El conflicto, callejón con salida. Bogotá: El
Malpensante, 2003, p. 447.
3 Ibid. p. 447
4 Ibid. p. 448.
5 Herbolzheimer Flamtermesky, Kristian. “Diplomacia ciudadana en conflictos armados: el caso de Colombia”. Universitat
Autònoma de Barcelona, Noviembre 2004.pag 7.

Acciones para construir paz
Estos son sólo algunos ejemplos de acciones e iniciativas de la sociedad civil en la
construcción de la paz:
Por sus esfuerzos en defensa de los derechos humanos la Diócesis de Quibdó
ganó el Premio Nacional de Paz 2005;
El Cine Club La Rosa Púrpura del Cairo, iniciativa de comunicación para la paz y la
convivencia a través de la recuperación del espacio público en Montes de María;
La Ciudad Interactiva de los Derechos y Deberes de la Niñez, proyecto de
educación para la paz y la convivencia que con el respaldo de UNICEF, el
Gobierno Municipal y Diakonia para la PAZ forma a los pobladores de Montes de
María en derechos y deberes de la niñez;
Objeción de Conciencia, iniciativa de la Iglesia Cristiana Menonita de apoyo
psicosocial para la prevención del reclutamiento en Toluviejo, Zambrano y San
Ofre (Sucre);
Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, asamblea constituida por
varias organizaciones sociales y ciudadanas que gestiona pactos de no agresión y
acuerdos humanitarios.
el Centro de atención especializada para jóvenes desvinculados, proyecto de la
Fundación Hogares Claret en Santander para atender a niñas, niños y jóvenes
excombatientes;
Acompañamiento a indígenas reclusos, proyecto creado por la Asociación de
Cabildos I