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domingo, 8 de mayo de 2016

Publicación en Caja de Herramientas sobre ICSW-2016

Le Comparto una columna que me publicaron en el Semanario Caja de Herramientas

 

Presente la Sociedad
Civil Internacional en Colombia

 
Si bien es la primera vez que la asamblea mundial de la sociedad civil se reúne en un país de América Latina, y que escogieron a Colombia para darle un respaldo al rol jugado por las organizaciones que creen en que la paz es posible, también es cierto que es una reunión esencial para la sociedad civil, los gobiernos, los donantes y otros interesados en participar de manera constructiva en la búsqueda de soluciones comunes a problemas mundiales.
 
Erli Margarita Marín
 
Profesora Titular e Investigadora Universidad Externado de Colombia
 
 Hace pocos días Bogotá fue escenario de una celebración que pasó casi desapercibida por la gran prensa nacional. En Bogotá, Colombia, se realizó la asamblea mundial de la sociedad civil con más de 900 delegados de organizaciones de la sociedad civil local, nacional e internacional. La realidad es que casi el 85% eran organizaciones del resto del mundo que vinieron preocupados por la falta de entornos propicios para la organización social, el ensanchamiento de brechas ante la falta de inclusión, las limitaciones a la participación de la sociedad civil para la gobernanza y, la paz.
Básicamente, el mensaje planteado fue que la sociedad civil internacional es consciente de los desafíos para la organización social, no sólo en Colombia sino en el mundo. Ellos dijeron presente en Bogotá, sí para su asamblea mundial, pero sobre todo porque el país está atravesando por un momento coyuntural que debe saber aprovechar. Estamos en un proceso de negociación con una de las guerrillas más antiguas de América Latina, y si bien llegar a La Habana ha sido un paso muy importante, la consolidación no solo se logrará con la firma. Ese será otro paso más. Para el posconflicto colombiano las asociaciones, fundaciones y corporaciones, así como todas las organizaciones del sector solidario deben jugar un rol protagónico.
Nótese que he preferido usar las categorías reconocidas en la normatividad colombiana, antes que el genérico de organizaciones no gubernamentales (ONG), que quedó establecido en el artículo 71, de la Carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En realidad, hoy por hoy, tanto en el mundo académico como en algunos organismos internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se están repensando la nominación. Cada vez se habla más de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) Internacional/Nacional, como agentes sociales, políticos y de desarrollo. La realidad es que los ciudadanos son más conscientes de su propio poder como ciudadanos del mundo se están reinventando; con los desarrollos de las tecnologías de la información y las comunicaciones, tienen nuevos modos de actuar y si bien algunos problemas se han resuelto con las alternativas presentadas en las bases, hay algunos que persisten, pero también hay nuevas preocupaciones en el siglo XXI.
Academia y SC
Esa asamblea mundial duró una semana y tuvo como escenario inaugural la Universidad Externado de Colombia, un centro de estudios de estirpe liberal, que abrió sus puertas a la Semana Internacional de la Sociedad Civil, en el marco de los 30 años de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales. No fue una coincidencia. Como fundación académica, el Externado es una de las universidades que ha abierto el diálogo para la paz y lo ha hecho con sus pares. Es una manera de abordar académicamente la discusión. Además, viene adelantando una serie de investigaciones desde los diferentes centros de pensamiento en cada una de las 11 facultades. De igual manera, realiza conversatorios, seminarios y publicaciones con los resultados de sus investigaciones al respecto. Pero el rol de las organizaciones de la sociedad civil va más allá, y en evento de inauguración de la asamblea lo mencionó el director del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales de la Universidad, Frederic Masse: “la sociedad civil deberá jugar un papel aún más importante de monitoreo y supervisión de la implementación de los futuros acuerdos de paz”.
La World Alliance for Citizen Participation es quizá la red más grande del mundo (Civicus) y la Confederación Colombiana de ONG (CCONG) que fueron las organizaciones que hicieron posible esa multitudinaria cita en Bogotá, también hicieron posible la presencia de Alí Zeddini, Vicepresidente de la Liga Tunecina por los Derechos Humanos, una de las organizaciones integrantes del “Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez”, que recibió el Premio Nobel de Paz en 2015. En evento también estuvieron: Emilio Álvarez Icaza, Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); la activista y diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela, Támara Adrián; Raquel Rosenberg, la co-fundadora de Engajamundo, una organización que trabaja con jóvenes; la subsecretaria general de las Naciones Unidas (ONU) y directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, Lakshmi Puri, además de líderes y activistas de derechos humanos, medioambiente, gobierno abierto, indígenas, entre otros.
Zeddini al referirse al caso colombiano dijo que la sociedad civil deberá involucrarse vigilando todas las etapas del diálogo y ha de ser la gran garante, la que vigile y obligue a las partes a cumplir las promesas. De manera puntual dijo que “las organizaciones de la sociedad civil colombiana y los demás actores colombianos pueden ir más allá de las dificultades, al usar la paz como un motor nacional, donde lo importante es que todos trabajen por las generaciones futuras y por la prosperidad”, y advirtió a la sociedad colombiana que se debe armar de paciencia, pues “la paz es un proceso y este no se para en el momento de la firma. Hay que trabajarlo, hay que creer en la paz”.
Por su parte, Catalina Botero, fundadora de DeJusticia, quien fuera encargada de la conferencia inaugural de la Semana Internacional de la Sociedad Civil-2016, hizo referencia a los cada vez más restrictivos marcos institucionales en Colombia, América Latina y el mundo. Y por eso anotó que ese es uno de los más grandes desafíos. Por ello exhortó a las organizaciones a que exijan a sus gobiernos el cumplimiento de las obligaciones contraídas con la firma de Convenios Internacionales y con la suscripción a estándares internacionales de prevención, protección y procuración de justicia.
Además, se refirió a algunos desafíos internos y externados de la sociedad civil, entre los que mencionó la defensa de los derechos humanos, las alianzas entre el tercer sector y la academia, los modos de trabajo con los diferentes niveles del Estado y el gran reto de la transparencia de los mismas organizaciones de la sociedad civil que también deben rendir cuentas. Puntualizó Botero que “la transparencia es lo que nos da credibilidad y eso es lo que tiene que tener el sector social: lo único que tiene el sector social es una magistratura moral, su tenacidad, su rigor académico, su humildad ante los hechos y la sensibilidad ante lo injusto”.
Los desafíos


Por su parte, el secretario general de Civicus, Dhananjayan Sriskandarajah, consideró que, esta reunión en Bogotá, la presencia de personas delegadas de más de 110 países de los cinco continentes, solamente demuestra el poder de la gente en el siglo XXI. Por eso, después de una semana de deliberar: dos días en la Universidad Externado de Colombia, un día en la Universidad del Rosario y un par de días más en la Plaza de los Artesanos, para él, el mayor reto que afrontan las organizaciones de la sociedad civil local, nacional e internacionalmente es poder contar con un entorno habilitante. El denunció cómo “en más de 100 países del mundo son muy difíciles las condiciones para que los ciudadanos se organicen y se movilicen. Cada vez los países restringen las libertades de expresión y organización. La protesta se criminaliza y las posibilidades para que la gente participen son muy limitadas tanto en lo político como también en la prestación de servicios sociales en sus propias comunidades”. Es un reto grande, pero considera él que todas las organizaciones han de trabajar mancomunadamente y ser creativos en la incidencia que permita desarrollar un verdadero ambiente propicio.
De esta manera se puede desarrollar y robustecer la sociedad civil misma. Para eso se debe trabajar en cómo hacer más eficientes y eficaces a las organizaciones sociales. Mostrarle a las comunidades y a los actores económicos y políticos que las organizaciones son transparentes y confiables. Además, en el siglo XXI se ha de ser creativos para el involucramiento de las nuevas generaciones, que trabajan con otras metodologías y herramientas. Dice Sriskandarajah, que los jóvenes del mundo si se involucran en campañas y si apoyan económicamente procesos, pero se organizan de otras maneras y se apoyan mucho más en las tecnologías informáticas y en las artes, entonces es preciso también explorar nuevas formas de atraer a los ciudadanos para que sean activos y desarrollen acciones reponsables. Ello implica empoderar tanto al ciudadano como a las organizaciones para que ambos logren las transformaciones que permitan un mundo sostenible.
La directora ejecutiva de la Confederación Colombiana de ONG (CCONG), Liliana Rodríguez Burgos, considera que luego de la asamblea que se realizó por primera vez en un país de América Latina, los retos son inmensos. No obstante, ellos mismos abren muchas oportunidades para todas las organizaciones. La sociedad civil colombiana, como se está haciendo en el mundo, debe pensarse en un contexto más global. “No podemos perder de vista que cada organización, en su territorio, está aportando a la construcción de país, a la construcción de un mundo más humano, más equitativo y más inclusivo”, dice Rodríguez. Y más allá de eso, fundaciones, asociaciones, corporaciones y organizaciones solidarias deben recuperar su rol crítico, su rol propositivo, su rol de incidencia y su rol de ejercer  control social y monitoreo a lo público. Para la directora de la CCONG “eso se ha ido perdiendo y desvirtuando, y recuperarlo es un reto que no podemos dejar de lado”. Para contar con legitimidad para jugar esos roles, la propia transparencia sobre las acciones que desarrollan es más que vital. En el evento se discutió del autocontrol o autorregulación de las OSC versus el control externo (ejercido por el Estado), donde organizaciones de diferentes partes del mundo estuvieron interesadas en aportar para la construcción de un estándar internacional de accountability para las organizaciones de la sociedad civil.
Si bien es la primera vez que la asamblea mundial de la sociedad civil se reúne en un país de América Latina, y que escogieron a Colombia para darle un respaldo al rol jugado por las organizaciones que creen en que la paz es posible, también es cierto que es una reunión esencial no solo para la sociedad civil sino también para los gobiernos, los donantes y otros interesados en participar de manera constructiva en la búsqueda de soluciones comunes a problemas mundiales. Una reunión que, desde 1995, se realiza internacionalmente.
Edición 493 – Semana del 6 al 12 de Mayo de 2016