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martes, 30 de octubre de 2012

Cooperación al desarrollo desde otra perspectiva


Margarita Marín

(30 de octubre de 2012)
Muchos aun tienen en la cabeza que Colombia es un país pobre, pero tanto la Organización de Naciones Unidas (ONU) como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la ubican como una nación con desarrollo medio. Técnicamente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en su informe de 2009, estructurado con datos de 2007, ubica a Colombia en el puesto 77, entre 185 en los que se midió el Índice de Desarrollo Humano (IDH), “cinco lugares más arriba que en el informe del año pasado”[1].
Aun así continúa en el marco de la cooperación de las agencias del sistema de la ONU debido a que todavía presenta elevados niveles de pobreza en casi la mitad de su población. Además, Colombia, junto con Brasil y Haití, es uno de los tres países latinoamericanos con mayor inequidad en la distribución de la riqueza. Adicionalmente, requiere fortalecer la conservación y uso de la biodiversidad (siendo uno de los cuatro países megadiversos del mundo[2]), mientras se garantiza un proceso de desarrollo competitivo y sostenible.
Básicamente, desde mediados del siglo pasado, ha sido cliente de cooperación internacional al punto que, para autores como Javier Garay (2010), es un tema clave en la agenda de la política exterior. No obstante, desde la administración presidencial de Juan Manuel Santos se pretende desarrollar una agenda de alto perfil para entrar en la arena internacional como un jugador global, intermedio sí, pero con proyección.
Por ahora se ha logrado una reforma institucional que ha permitido que ahora se tenga una Agencia Presidencial para la Cooperación Internacional (APC Colombia)  que tiene como reto la oferta de cooperación internacional. En efecto, el país, al ser de desarrollo medio, debe entrar a ofertar, entonces la reflexión lógica es: si llevamos más de 60 años recibiendo cooperación ¿cómo se hará el salto? ¿Qué puede ofrecer Colombia? Bien, desde la firma de la Declaración de París el país empezó a reconocerse como nuevo sujeto con grandes paradojas que se concretan en un doble juego toda vez que continúa recibiendo ayuda oficial al desarrollo, pero es potencial donante. Hay varias pautas para dar el salto, una es el eje en seguridad que tiene la oferta de cooperación; otra está relacionada con la falta de diálogo para ampliar el abanico. Prácticamente, el Estado deja de lado el know how de las OSC que ha sido adquirido luego de varias décadas de trabajo cooperativo con redes transnacionales aun involucrando saberes desde las agencias internacionales de cooperación y desde la banca multilateral. Y eso que en Accra se estableció que las organizaciones de la sociedad civil son actoras del desarrollo por derecho propio.
Lo concreto es que ONU y OCDE presentan a Colombia como país de renta media alta, cada una desde sus propias variables, y esta administración presidencial hay decidido asumir el reto. Pero, ¿lo puede hacer sola? ¿Puede conocer el espectro desde la institucionalidad? o mejor aún ¿tiene el músculo para que con la institucionalidad abarque todo el espectro de su propia realidad y allane territorios con igual o menor grado de desarrollo?
Aquí solo dejo unas dudas que pueden abrir la discusión, más ahora con la nueva arquitectura de la cooperación que permite volver la mirada a la cooperación sur sur renovada. Además, cuando el medio ambiente vuelve a ser prioridad ante las perspectivas de la enfermedad holandesa o maldición de los recursos por el auge de la actividad minero energética. Por ejemplo, con cerca de cuatro especializaciones y el mismo número de maestrías en todo el país ¿qué tanto conocemos de nuestros recursos naturales? ¿Qué tantas destrezas estamos formando en nuestros jóvenes, si se ofrecen menos de cinco especializaciones en cooperación internacional y un poco igual de diplomados en la materia? Hay más de 90 programas de pregrado en relaciones internacionales y afines, pero las teorías y habilidades de la escuela se enfrentan a una institucionalidad que no responde con la rapidez con que se mueve el mundo y no ha logrado desarrollar la estructura de políticas necesarias para encontrar beneficios de las nuevas realidades.           

Bibliografía
Ardila Arrieta, Laura & Osorio Granados, Marcela. 2009. “Colombia se ubica entre los países con alto desarrollo humano”, en El Espectador, http://www.elespectador.com/impreso/temadeldia/articuloimpreso164912-colombia-se-ubica-entre-los-paises-alto-desarrollo-humano Consultado 30 octubre de 2012.
Decreto 4152 de 2011.
Garay, Javier, 2010. “¿Una política exterior o una política de cooperación? Una aproximación constructivista a la política exterior colombiana”. Colección Pre-textos, Bogotá, Universidad Externado de Colombia.
Marín, Margarita y Garay Javier, 2011. “Cooperación Internacional: El sector académico tiene mucho que decir”, en Reality of Aid y Alop, Mito y realidad de la ayuda externado. América Latina al 2010. México, en pp. 235-252.
ONU, Marco de cooperación,  http://nacionesunidas.org.co/onu-en-colombia/marco-de-cooperacion/ Consultado 30 de octubre de 2012.



[1] Ardila Arrieta, Laura & Osorio Granados, Marcela. 2009. Colombia se ubica entre los países con alto desarrollo humano, en El Espectador, http://www.elespectador.com/impreso/temadeldia/articuloimpreso164912-colombia-se-ubica-entre-los-paises-alto-desarrollo-humano
[2] ONU, Marco de cooperación,  http://nacionesunidas.org.co/onu-en-colombia/marco-de-cooperacion/ Consultado 30 de octubre de 2012.