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martes, 7 de agosto de 2012

De la sociedad civil a la sociedad civil global


Es común encontrar textos que se refieran a la sociedad civil como contrapuesta al Estado. De hecho, en los distintos repertorios que utiliza confronta al Estado (en todos sus niveles), también, cada vez más, a los diferentes componentes del mercado (sean empresas nacionales y multinacionales). La realidad es que los principales activos de la sociedad civil son la diversidad y la amplitud al interior de sus componentes. Siempre se encontraran grupos (componentes) que estarán en las diferentes aristas de un asunto.

Lo curioso es que desde los griegos (Platón, Aristóteles), importantes autores (más recientemente Habermas, Cohen & Arato, Keane, Kaldor, Anheier) se han referido a ella y sin embargo la pregunta recurrente sigue siendo ¿qué es la sociedad civil? Bueno, de manera rápida se puede anotar que es un concepto polisémico y operativo. La noción tiene una connotación polémica. Muchas veces funciona nombrando todo sin precisar nada, justamente por eso es operativo. Más allá de eso, es un espacio independiente, sin ánimo de lucro y voluntario. Naidoo y Tandon sostienen que es un medio para defender intereses en la vida pública y para promover el bien público. Lo cierto es que hay tantas definiciones como teóricos que se acerquen a este agente social y político, pero en este documento nos referiremos a dos que sin duda están interconectadas y dejan entrever el resurgimiento del término desde finales del siglo XX. Me refiero a las definiciones de Mary Kaldor y de Naidoo y Tandon. La primera la considera como “un proceso a través del cual los individuos negocian, debaten luchan o llegan a acuerdos entre sí y con los centros de autoridad económica y política” (Kaldor, 2009, 44). La segunda habla de una “red de asociaciones autónomas que los ciudadanos portadores de derechos y cargados de responsabilidades crean voluntariamente para ocuparse de los problemas compartidos, presentar sus intereses comunes y promover sus aspiraciones colectivas” (Keane, 2008).

En este orden de ideas, se destaca el proceso y la negociación de un lado y la red del otro. Luego, ahora en el siglo XXI, de lo que se trata es de establecer el balance entre Estado, Mercado y Sociedad Civil. Como indica Reilly, no podemos seguir apostando a uno solo (como hasta ahora lo han impuesto algunas ideologías), pues los tres interactúan todo el tiempo y entre todos deberían tomarse las decisiones. La sociedad civil tiene como función limitar los excesos y abusos del poder, sea político o económico, por ello se asocia, y defiende lo público aun siendo del sector privado. Y lo público no se limita a un territorio ni se queda en la esfera privada porque pertenece a esta. Definitivamente sus actuaciones son públicas y el debate público mundial es la puerta que se abre para que las organizaciones internacionales no gubernamentales, iglesias, gremios y otros componentes de este agente entren a la arena internacional. De esta manera se explica que la sociedad civil global esté presente en los escenarios donde se discuten los asuntos internacionales. Como diría una activista ambientalista, lo local afecta lo global y viceversa y por eso mismo se dice que “la sociedad civil mundial porta la promesa de llevar el interior al exterior” (Kaldor, 2009, 56). Y esa es una estrategia que han tomado varias de las redes y plataformas para que los asuntos que les preocupan cuenten con el respaldo de otros allende, pues no se puede aislar a la gente de lo que sucede en otros territorios. Menos cuando se trata de hechos de violencia, vulneración de los derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la cooperación o la ayuda oficial.

Aun así los críticos revelan una desconexión entre los componentes de la sociedad civil, y los defensores acusan la carencia de un entorno habilitante. Uno y otro son problemas actuales que deben sumarse a la urgente redefinición del contrato social en el mundo que está en crisis. En ese contexto, la apatía deberá remplazarse por la participación, el diálogo y la negociación. El punto de partida puede ser la confianza que se le confiere a las organizaciones de la sociedad civil, pues según el Índice de la Sociedad Civil (construido por  CIVICUS), se confía más en estas que en otros actores públicos y privados.

Margarita Marín
08/08/2012 (Publicación)

Bibliografía

CIVICUS, ampliar en Web Site.
Kaldor Mary, 2009. “La idea de una sociedad civil mundial”, en Mestries Francis et al., Los Movimiento sociales: de lo local a lo global, Universidad Autónoma Metropolitana, México, pp.43-59.

Keane John, 2008. La sociedad civil global y el gobierno del mundo, Hacer Editorital, Barcelona.