Es común encontrar textos
que se refieran a la sociedad civil como contrapuesta al Estado. De hecho, en los
distintos repertorios que utiliza confronta al Estado (en todos sus niveles), también,
cada vez más, a los diferentes componentes del mercado (sean empresas
nacionales y multinacionales). La realidad es que los principales activos de la
sociedad civil son la diversidad y la amplitud al interior de sus componentes.
Siempre se encontraran grupos (componentes) que estarán en las diferentes
aristas de un asunto.
Lo curioso es que desde los
griegos (Platón, Aristóteles), importantes autores (más recientemente Habermas,
Cohen & Arato, Keane, Kaldor, Anheier) se han referido a ella y sin embargo
la pregunta recurrente sigue siendo ¿qué es la sociedad civil? Bueno, de manera
rápida se puede anotar que es un concepto polisémico y operativo. La noción
tiene una connotación polémica. Muchas veces funciona nombrando todo sin
precisar nada, justamente por eso es operativo. Más allá de eso, es un espacio
independiente, sin ánimo de lucro y voluntario. Naidoo y Tandon sostienen que
es un medio para defender intereses en la vida pública y para promover el bien público.
Lo cierto es que hay tantas definiciones como teóricos que se acerquen a este
agente social y político, pero en este documento nos referiremos a dos que sin
duda están interconectadas y dejan entrever el resurgimiento del término desde
finales del siglo XX. Me refiero a las definiciones de Mary Kaldor y de Naidoo y
Tandon. La primera la considera como “un proceso a través del cual los
individuos negocian, debaten luchan o llegan a acuerdos entre sí y con los
centros de autoridad económica y política” (Kaldor, 2009, 44). La segunda habla
de una “red de asociaciones autónomas que los ciudadanos portadores de derechos
y cargados de responsabilidades crean voluntariamente para ocuparse de los
problemas compartidos, presentar sus intereses comunes y promover sus
aspiraciones colectivas” (Keane, 2008).
En este orden de ideas, se
destaca el proceso y la negociación de un lado y la red del otro. Luego, ahora
en el siglo XXI, de lo que se trata es de establecer el balance entre Estado,
Mercado y Sociedad Civil. Como indica Reilly, no podemos seguir apostando a uno
solo (como hasta ahora lo han impuesto algunas ideologías), pues los tres interactúan
todo el tiempo y entre todos deberían tomarse las decisiones. La sociedad civil
tiene como función limitar los excesos y abusos del poder, sea político o
económico, por ello se asocia, y defiende lo público aun siendo del sector
privado. Y lo público no se limita a un territorio ni se queda en la esfera
privada porque pertenece a esta. Definitivamente sus actuaciones son públicas y
el debate público mundial es la puerta que se abre para que las organizaciones
internacionales no gubernamentales, iglesias, gremios y otros componentes de
este agente entren a la arena internacional. De esta manera se explica que la
sociedad civil global esté presente en los escenarios donde se discuten los asuntos
internacionales. Como diría una activista ambientalista, lo local afecta lo
global y viceversa y por eso mismo se dice que “la sociedad civil mundial porta
la promesa de llevar el interior al exterior” (Kaldor, 2009, 56). Y esa es una
estrategia que han tomado varias de las redes y plataformas para que los
asuntos que les preocupan cuenten con el respaldo de otros allende, pues no se
puede aislar a la gente de lo que sucede en otros territorios. Menos cuando se
trata de hechos de violencia, vulneración de los derechos humanos, el medio
ambiente, el desarrollo, la cooperación o la ayuda oficial.
Aun así los críticos revelan
una desconexión entre los componentes de la sociedad civil, y los defensores
acusan la carencia de un entorno habilitante. Uno y otro son problemas actuales
que deben sumarse a la urgente redefinición del contrato social en el mundo que
está en crisis. En ese contexto, la apatía deberá remplazarse por la
participación, el diálogo y la negociación. El punto de partida puede ser la
confianza que se le confiere a las organizaciones de la sociedad civil, pues
según el Índice de la Sociedad Civil (construido por CIVICUS), se confía más en estas que en
otros actores públicos y privados.
Margarita Marín
08/08/2012 (Publicación)
Bibliografía
CIVICUS, ampliar en Web Site.
Kaldor Mary, 2009. “La idea
de una sociedad civil mundial”, en Mestries Francis et al., Los Movimiento sociales: de lo local a lo
global, Universidad Autónoma Metropolitana, México, pp.43-59.
Keane John, 2008. La sociedad civil global y el gobierno del
mundo, Hacer Editorital, Barcelona.