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lunes, 17 de septiembre de 2012

Una batalla en la corte, una guerra en la política


Margarita Marín
(Publicado 17-09-2012)

Varias organizaciones de mujeres[1] han adelantado acciones colectivas de manera poco convencional. Aun así, han hecho lo que saben hacer. Reportes de situaciones, como la recopilación de 300 historias de mujeres que no recibieron atención cuando solicitaron el servicio médico, luego de haber sido violadas. Han compilado las diferentes comunicaciones que circularon desde la Procuraduría General de la Nación entre noviembre de 2009 y marzo de 2011. Informaron sobre las dificultades para la aplicación de la sentencia C355 de 2006 y las dificultades para el uso de técnicas adecuadas para llevar a cabo los procedimientos médicos. Desarrollar alianzas con redes transnacionales (como Flasog[2]) hasta con centros académicos como la adelantada con la Universidad de Antioquia, para desarrollar investigaciones científico-académicas relacionadas con el aborto. Y claro, volver a acudir a las cortes.

En ninguno de los casos anteriores han estado en contra del Estado, como suele pensarse que siempre hacen las organizaciones no gubernamentales. En cada situación simplemente han buscado que todos cumplan la ley. Bien, la corte constitucional colombiana, en 2006, despenalizó el aborto entre casos específicos (cuando el embarazo es producto de una violación, por malformación del feto y cuando exista riesgo para la madre), pero las organizaciones de la sociedad civil que trabajan temas de género han denunciado que no solo hay dificultades para que la ley se cumpla sino que también, desde algunas instancias estatales se desinforma al respecto e incluso se llega a intimidar a los funcionarios con instrucciones que los hace temer de verse involucrados en procesos disciplinarios.

Por todo ello, varias mujeres de manera individual o en representación de organizaciones (como desde Women´s link worldwide) desde las cuales trabajan en temas de género, presentaron una tutela para que, desde la Procuraduría General de la Nación, se ofrezca una información confiable y veraz sobre los derechos reproductivos. Es una batalla en la corte y una guerra política.

En realidad, se trata de repertorios múltiples de acciones políticas[3] desde los cuales se busca una incidencia en las decisiones que les afectan en el marco de la relación público-privado. Efectivamente, una decisión individual como puede ser el recurrir al aborto, que es del ámbito privado, pasa por lo público, porque existe una legislación nacional que lo posibilita en tres casos y lo limita o prohíbe en el resto. Aun así, hay algunas posibilidades médicas que siendo legales tienden a imponerse por las convicciones personales de algunos funcionarios que tienden a manipular la información como fue el caso de las procuradoras delegadas en la infancia y la adolescencia, que en diferentes comunicaciones de la entidad han rechazado la píldora del día después, presentando a la Comisión de Regulación en Salud (CRS) un concepto para no incluir en el POS el misotropol, además han sostenido que documentos oficiales que el aborto en Colombia no es un derecho e intenta que la objeción de conciencia sea generalizada en centros médicos y hospitales, consiguiendo con esto que las mujeres que optan esta decisión, no cuenten con un lugar donde puedan obtener el servicio que requieren.

No faltará el individuo que, por opiniones personales, considere que estas organizaciones de mujeres, que primero apoyaron el aborto y ahora ganan la tutela que posibilita que la corte le exija a la Procuraduría la rectificación de la información relativa a los derechos reproductivos de las mujeres, no representan a todas las mujeres colombianas. Sin duda, ello es verdad. Estas organizaciones de la sociedad civil simplemente promueven un valor democrático: la libertad que tienen las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Dicho de otra manera, su derecho a interrumpir un embarazo no deseado (en cualquiera de los tres casos que es legal).

Así las cosas, en las instancias judiciales se ganan las batallas que se libran de manera pacífica en medio de una guerra política que se gana cuando hay posibilidades de participación política, en los términos de Pasquino. Es decir, de “la capacidad de las organizaciones para infundir solidaridad y crear identidades en sectores sociales que participan de experiencias socioeconómicas y culturales similares”. (Revilla, 2002, 43). Precisamente el seguimiento que se ha hecho a los diferentes casos donde las mujeres no han logrado ser atendidas, los informes y publicaciones que han circulado sobre los impactos de acudir a procedimientos irregulares para interrumpir el embarazo, y las confrontaciones institucionales y políticas ocasionadas por la desinformación al respecto, generan solidaridades locales e internacionales que se traducen en cruce de redes transnacionales de defensa, donde la fortaleza de las bases es la que posibilita el éxito de las acciones que logran el efecto bumerang que ya se evidencia en el caso de la procuraduría. Un buen momento de la sentencia, justo cuando hay otro proceso político en juego, como es la posible relección de Procurador General. La norma lo obliga a rectificar, y él también debe acatarla.

Bibliografía

Revilla Marisa, 2002. Zona peatonal. “Las ONG como mecanismo e participación política”, en Las ONG y la política, Istmo, España.


[1] ONG Mesa para la vida es “un colectivo de organizaciones y personas que desde su conocimiento y experiencia trabaja por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, en particular los relacionados con la libre opción a la maternidad, el libre ejercicio de la sexualidad y la despenalización total del aborto” Ampliar en http://www.despenalizaciondelaborto.org.co/-Que-es-la-Mesa-por-la-Vida-y-la-
[2] Es la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología.
[3] Este se refiere a la variedad de acciones ciudadanas a través de las cuales los individuos transmiten sus demandas e intereses y tratan de influir en el sistema político. Ampliar en S. Barnes y M. Kaase et al., POlitical Acction: Mass Participationin five Western Democracies, Beverly Hill, Sage, 1979.