Por Margarita Marín
(Publicado 14/08/2012)
Un acercamiento a las redes
transnacionales nos lleva a preguntarnos también por las protestas colectivas,
en términos sociológicos y por las campañas, en términos comunicativos. Las
primeras, según Archila Neira, no son otra cosa que acciones que expresan
demandas o presionan soluciones del Estado –en sus diversos niveles–, de
entidades privadas –nacionales y multinacionales– o de individuos. Las segundas,
son repertorios que usan activistas y suelen ser estudiadas por sus resultados.
Tras una y otra hay una organización. Ciertamente, ésta está “caracterizada por
modelos de comunicación e intercambio voluntario, recíproco y horizontal” (Keck
y Sikkink, 2000, 26). Es decir, lo que las señoras Keck y Sikkink llaman redes
transnacionales de defensa.
Se auto-organizan y
así se articula con otros componentes de la sociedad civil (por ejemplo
organizaciones no gubernamentales de investigación y defensa, comunidades
epistémicas, gremios, corporaciones, asociaciones, entre otros), pero también
se abren a otros agentes como las organizaciones intergubernamentales
(regionales e internacionales) e incluso funcionarios del ejecutivo y del
legislativo. Todo depende del caso y del contexto. En palabras de Watts,
estamos hablando de redes como “conducto para la propagación de la información
o el ejercicio de la influencia”; de donde se desprende que la robustez de la
red misma es un asunto preponderante, mucho más cuando “los grupos de las redes
crean categorías o estructuras dentro de las cuales generan y organizan la
información que sirve de base para sus campañas” (Keck y Sikkink, 2000, 28).
Como quiera que sea,
los agentes que integran la red comparten un discurso y están ligados por
valores y principios, más que por intereses. Los estudios muestran que moldean la
política y buscan cambios institucionales, para ello crean nuevas categorías de
análisis e incluso nuevos asuntos y ejercen presión en directa en los Estados o
indirectas, a través de organizaciones intergubernamentales. El llamado efecto
bumerang que posibilita amplificar las demandas de los grupos nacionales. Es la
estrategia que varias redes utilizan en temas como derechos humanos, medio
ambiente, trabajo infantil, entre otros temas.
Con todo esto lo que
cabe resaltar es que las redes tienen una larga historia. Desde las sufragistas
que trabajaban en red por el voto femenino en Gran Bretaña, y que se
extendieron a Asia y al medio oriente (trabajo que se desarrolló desde el siglo
XIX y que en muchos casos solo se consolidó hasta finales del siglo XX), la
protesta contra Salman Rushdie que comenzó con la manifestación de febrero de
1989 en Islamabad y que tuvo eco, al mes siguiente, en diez países dispersos (Estados
Unidos, la Gran Bretaña, Turquía, Holanda, Pakistán, entre otros)[1], la batalla por Seatle para
algunos marca un hito como también lo fue la oposición que se adelantó en
varios países del mundo a los fundamentos y efectos del Acuerdo Multilateral de
Inversiones, más recientemente podría incluso nombrarse a los indignados
europeos y a quienes decidieron ocupar Wall Street.
Estos y otros ejemplos le
permitieron a Keck y Sikkink señalar cuatro tácticas que posibilitan que las
redes logren las influencias que transforman a la sociedad, las instituciones y
los individuos. Política de Información, política simbólica, búsqueda de
influencias y responsabilización. Las redes son tan estratégicas que no
necesariamente son sinónimo de actuaciones masivas (acciones colectivas), lo
que sucede es que en muchos casos se recurre a los medios masivos y para ellos
re-editores sociales y masas se convierten en noticia y se registra con mayor
facilidad. Lo importante es ver juego de tácticas y estrategias, por ello el
eje es la negociación y la información resulta pivotal.
Bibliografía
Blom Amélie Blom, 2003.
“Resdes Internacionales de protesta”, en Vidal Beneyto José, Hacia una sociedad
civil global, Taurus, España, p. 321-345.
Keck y Sikkink, 2000. Activistas sin frontera, siglo veintiuno
editores, México.
Watts, Duncan, 2006. “La era
de la conectividad”, en: Seis grados de
separación. La ciencia de las redes en la era del acceso, Paidós: Barcelona,
Buenos Aires, México, p.50.
[1]
Ampliar en Blom Amélie Blom, 2003. “Resdes Internacionales de protesta”, en
Vidal Beneyto José, Hacia una sociedad
civil global, Taurus, España, p. 321-345.