Por María José Monroy Tinjacá
Estudiante de Cuarto Semestre
Gobierno y Relaciones Internacionales
Programa de Voluntariado FIGRI
Empezando
mi cuarto semestre de Gobierno y Relaciones Internacionales, tomé la decisión
de hacer parte de una fundación, convencida de que tenía que invertir mi tiempo
libre en un lugar en el que mi ayuda mejore vidas o aporte a una causa que
tenga como objetivo cambiar la realidad de una población.
Supe
que mi Universidad, la Universidad Externado de Colombia, tenía un Programa de Voluntariado Profesional, en el cual me podría vincular con distintas fundaciones según sea
mi interés. Así que decidí inscribirme, asistir a las charlas de cada
fundación, y hacer parte de dicho programa, el cual tiene distintos beneficios
como: Homologar dos créditos de algún seminario de mi carrera, flexibilidad en
el horario que se acuerde con la fundación, y finalmente, la enseñanza que deja
la fundación a la cual se estuvo vinculado.
A
medida que iba escuchando cada charla de las distintas fundaciones con la cual
la universidad estaba vinculada, me llamó mucho la atención la Fundación Cerros
de Bogotá, esto debido a que se enfocaba tanto en temas ambientales, como
sociales. El objetivo de esta fundación era el de crear un puente en el que no
se deje de lado la población de los cerros, teniendo en cuenta que los barrios
de invasión, entre otros problemas sociales, son una realidad; y, además,
teniendo en cuenta que no se debe descuidar el medio ambiente, es decir, la
fauna y la flora con la que contamos los bogotanos gracias a los cerros.
Me
inscribí, y me hicieron una entrevista, al momento de ser aceptada empezó mi
labor en esta fundación, pero fue una labor diferente, no fue la típica tarea
de ir a los lugares y trabajar con la gente directamente, aunque también me
hubiera encantado. Por el contrario, me desenvolví buscando financiación para
la fundación por medio de convocatorias, las cuales abrían otras fundaciones,
organizaciones, países con los cuales hay cooperación internacional con
Colombia, entidades financieras, entre otros.
Desde este trabajo entendí, que
también se puede ayudar, porque cuando hay financiación, los proyectos que plantea
la fundación para lograr su objetivo, son posibles. Aprendí a encaminar los
objetivos de la fundación hacia lo que pedía cada convocatoria; aprendí que hay
muchas organizaciones interesadas en mejorar tanto el medio ambiente, como la
sociedad en general; aprendí que hay distintas maneras de hacer parte del
cambio; y finalmente, aprendí que hay muchas personas que esperan que alguien
de su tiempo y ponga su granito de arena para mejorar sus vidas.
Por
último, la fundación me brindo una dosis de realidad, una realidad que está muy
próxima a nuestra vida diaria y que toca una zona importante de Bogotá: sus
cerros. Es importante aportar a la sociedad colombiana, que tanto lo necesita;
por eso, por medio de mi experiencia los invito a hacer parte del programa de
voluntariado y cambiar la vida de un bogotano más.
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