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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Otra perspectiva desde Belén

Por: Loïse Jean,
Estudiante de Intercambio FIGRI
Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Externado de Colombia



Casa B fue mi gran oportunidad para descubrir un lado de Bogotá, que no hubiera podido conocer si no hubiese adelantado el Programa de Voluntariado que ofrece la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.

Llegué a Colombia para adelantar mi intercambio universitario con la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad, por eso decidí vivir en La Candelaria, un barrio que es conexo al Barrio Belén, sólo a 7 cuadras de la Universidad. Básicamente Casa B me quedaba a dos cuadras de mi casa. Tengo que caminar cinco minutos, cruzar la circunvalar y ya estoy en Belén.

La primera vez, tenía miedo solo andar en las calles, no me sentía en un buen lugar y la gente me parecía sospecha. La secunda vez, me fui en taxi mientras que vivía a ladito. Poco a poco, gracias a las actividades y a los miembros de Casa B, me acostumbré y empecé a conocer el territorio. Luego ya me sentí en mi lugar. Cada miércoles, nos veíamos todos en un restaurante familiar muy conocido de los habitantes del barrio. Estar con los locales y almorzar con los miembros de Casa B hizo que me acostumbrara muy rápidamente.

Al principio, estaba muy entusiasmada y quería comenzar muy rápido, pero nada marchaba al ritmo deseado. No empezamos a comienzo del semestre ni en agosto, como lo pensaba. Cada semana nos reunimos, hablamos en las reuniones para tratar de dar el impulso del año. Los voluntarios como los miembros de Casa B intentamos realizar un programa anual estimulante para los habitantes del barrio. Intentamos ofrecer actividades especiales para cada grupo poblacional (los niños, los adolescentes, los adultos). Por ejemplo: cursos de inglés, francés, word, excel, ajedrez, entre otros.


En la foto, en el taller de Ajedrez, actividad con el voluntario alemán, con quien no solo los habitantes del barrio compartieron, sino también los voluntarios del Programa FIGRI.

Por eso planteamos un calendario con las actividades, cada semana, que luego socializamos con la gente  del barrio, para que conocieran el nuevo programa y los nuevos voluntarios de Casa B. Hicimos publicidad en "A Seis Manos" (casi nuestro lugar de publicidad y encuentro), los chicos del taller de música hicieron un concierto, vendimos camisetas, comida, cartas para recoger fondos y financiar los trabajos en Casa B.

En efecto, Casa B necesita un poco de limpieza y de reorganización. Hay que renovar el piso principal, la oficina, el techo de la mediateca y la cocina. También los miembros quieren diseñar una cocina especial en la cinehuerta, un otro espacio donde se proyecta películas el sábado y donde hay un jardín urbano. El proyecto reúne arquitectos, cocineros, miembros de casa B y varios voluntarios de la Universidad Externado de Colombia y otros extranjeros europeos. La idea es crear una cocina comunitaria con la idea de cocinar de manera alternativa la comida colombiana tradicional. En el segundo piso, se quieren construir oficinas para que la casa principal sea totalmente dedicada a las actividades y a los públicos de Casa B.

Las actividades todavía funcionan hoy. Estoy encargada de las clases de inglés el martes a las 10 de la mañana y a las 6 de la tarde y de las clases de francés el jueves a los mismos horarios. Tengo varios niños regulares y a veces vienen los amigos o personas irregulares. Intentamos ofrecer alternativas para que la mayor parte pueda venir, por ejemplo a las 6 de la tarde para los adultos después del trabajo. También hay un taller de fútbol y un  taller de fotografía (el futuroscopio) son las actividades más populares hasta el momento pero las clases de inglés reúnen estudiantes regulares así que puedo ver progresos en términos del idioma y eso es lo más gratificante para mi.




En la foto, se aprecia una de las actividades en la casa Kilele

Tengo muy buenos amigos en Casa B y ahora me voy de paseo en el barrio sin tener miedo. Me parece que la gente del barrio es mucho más simpática que en los otros barrios de Bogotá. Me gusta almorzar con mis amigas de la universidad en el restaurante del barrio Belén, aún si no tengo que ir a desarrollar mi voluntariado al barrio.


Agradezco mucho a Darío, Chucho, Johanna y a todos los niños de Casa B porque gracias a ellos, mi visión de Bogotá ha cambiado y sé que puedo regresar cuando quiera a Belén. Ellos son como parte de mi familia. 


 

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