Por: Manon Gabrysch
Estudiante de INTERCAMBIO
Sciences Po Aix en Provence / Ciencias Sociales-Universidad Externado de Colombia
El primer contacto con los chicos y chicas de la Fundación Egipto con Futuro fue particular. Estaba gestionando un grupo de 10 o 15 niños. Hicimos clase de deporte, de
cocina (natilla) y de inglés. Me preguntaron un montón de cosas.
Esta curiosidad me llamó mucho la atención.
A veces me sentía incómoda, con veinte años es muy complicado hacer una
clase para niños que no tienen el mismo idioma.
Me llamaron « Profe Manon
», lo que me molestó al principio siendo yo mismo una alumna en la Universidad Externado de Colombia.
Algunos me chicos buscaron desestabilizarme emocionalmente, con bromas y realidades que eran nuevas e intimidantes para mi, y eso lo puedo entender porque es una situación curiosa
pero un día se salíó de todo pronóstico. Un niño me faltó al respeto y tenía
la impresión de que aún con la mejor voluntad del mundo para compartir algo,
siempre sería vista por ellos como "la gringa-francesa" que vino a
visitarlos. Esta situación me hizo cuestionarme mucho, «Será que lo que hago ¿tiene sentido? ». Por eso, tuve que hablar con mi anfitriona, Laura, para entender un poco la situación y para buscar alternativas que cambiasen tal situación. La verdad, llegué a sentir miedo.
La
entrevista con Laura representó un cambio total en mi experiencia como voluntaria en la fundación. «En
lugar de ir dos días por semana solo iré una vez, con otras chicas francesas y
belgas». Eso era el nuevo contrato. Poco a poco, una verdadera dinámica
se desarolló, con las chicas, empezamos a realizar nuevas clases con actividades variadas y enriquecedoras, integrando la lúdica en las clases de
inglés y de francés. Eramos cinco voluntarios, así que cada una podía trabajar
con dos o tres niños. Cada vez que salí de la fundación Egipto con Futuro tenía una sonrisa muy
grande y la sensación de que habíamos hecho muchas cosas y que todo salió bien.
Cuántas veces he dicho « oh! que bien nos ha ido hoy, era tan chévere ! ». Se estableció una relación interesante con l@s niñ@s. Tenía que mostrar que era
la « Profe » o sea, tenía que adoptar esa actitud responsable y pedagógica,
pero siempre lo realicé con cariño. Un día, hicimos una actividad manual con máscaras para
Halloween. Fue un éxito. Los niños aprendieron palabras en inglés relacionadas
al tema, hicieron una sopa de letras, colorearon las máscara antes de ponérselas en la cara. También, hicimos un juego deportivo (pero toda la actividad fue en inglés). Era algo realmente diferente a las clases formales en la aula. Lo más importante fue que todos reímos mucho.
En la foto se ve la actividad sobre las temporadas. Iván Julieth y Brayan estuvieron muy comprometidos en las clases de inglés y estuvieron muy motivados.
No
sé si lo que hice
con l@s niñ@s sirvió, si se acordarán de algo dentro de 6 meses, pero espero que
algún día encuentren una situación que les haga recordar en estos momentos
compartidos. Gracias a esta experiencia aprendí muchísimo. Me dí cuenta de que
siempre uno puede superar algo si toma conciencia del problema, hablando con
los demás. El voluntariado me hizo crecer y encontré a personas quienes dedican
su vida para ayudar a la gente. Aunque, al principio no fue nada fácil, sinceramente recomiendo esta experiencia humana que es increíble.
Basefirma visita la Fundación Egipto con Futuro una vez al mes, y con ellos se hicieron figuritas de papel y nos divertimos toda la tarde
Mil gracias a Laura, a don Luis, a doña Bertilda, a Katherin quienes siempre estaban en la Fundación. Son un modelo a seguir para muchos. También quiero agradecer a las chicas con quien pude realizar este voluntariado en un barrio que básicamente colinda con la Universidad Externado de Colombia, donde hice mi intercambio en el segundo semestre del año 2016.
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